Aún no podía explicarse como había accedido a aceptar tal propuesta, ni siquiera le dieron de algún tiempo para poder pensarlo con claridad ni nada, solo había sido de un " Tienes que ir, te ayudara" pero a fin de cuentas ya no podía retroceder. Misaki ya se encontraba justamente al frente de las puertas de la ciudad.
" Pues bien, aun tengo tiempo para arrepentirme pero, porque realmente tengo la sensación que debo quedarme aquí por algún tiempo?. Mi abuelo dijo que era de la mas maravillosa maravilla del universo y que quizás podía tener una oportunidad de cambiar mi suerte. En fin, soy una persona que cumple con su palabra ". Pensó, mientras observaba cada detalle de la gran puerta, la cual ahora era su único obstáculo entre ella y su futuro por delante.
Noto de su brillante color naranja y de sus finísimos detalles hechos a partir de oro y diamantes. Misaki cargaba de una pequeña maleta fucsia y del estuche donde traía a su querido violín, Minuet, ya que su abuelo le prometió traer el resto del equipaje en cuanto se trasladara al lugar al igual que ella.
- Será mejor que entre, cualquiera pensaría que parezco una idiota parada aquí-.